TDAH y Psiquiatria
Importante saberlo.
El tratamiento y diagnóstico del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) en niños y adolescentes es un área muy debatida dentro del ámbito de la medicina. La controversia ha surgido porque la enfermedad es prevalente en niños y adolescentes, quienes son considerados el grupo demográfico más valioso desde una perspectiva social. El tratamiento psicofarmacológico en estos niños se ha visto durante mucho tiempo como un tabú por el temor a un daño en su cerebro. Se cree que el enfoque para tratar el TDAH está influenciado por los valores de la sociedad en la que se presenta la afección, como es el caso de la mayoría de las enfermedades mentales. El diagnóstico y el tratamiento del trastorno por déficit de atención con hiperactividad en niños están sujetos a debate. Una enfermedad no se limita a los síntomas, los aspectos sociales del tratamiento del TDAH tiene factores significativos en el proceso de toma de decisiones y la evaluación del tratamiento farmacológico del TDAH en la infancia es crucial.
Las enfermedades no son entidades físicas, sino clasificaciones abstractas creadas por la medicina en función del contexto social en el que se encuentran. La mayoría de los trastornos psiquiátricos no se diagnostican con evidencia biológica concluyente y, en cambio, el diagnóstico se basa en la sintomatología, que está fuertemente influenciada por los valores y expectativas de la sociedad en la que nacen. Se han realizado esfuerzos para demostrar que el TDAH no es una construcción social, al documentar prevalencias similares en diferentes países y culturas, pero la población mundial no asocia necesariamente la frecuencia similar de síntomas con la enfermedad.
El límite entre lo normal y lo patológico no está claro. La estructura de los síntomas psiquiátricos es dimensional, no de una sola droga. La dificultad para definir los límites normales y patológicos para los casos leves hace que, incluso con el uso de clasificaciones psiquiátricas, todavía exista incertidumbre para profesionales y pacientes. Una enfermedad solo puede definirse por sus síntomas, pero no lo suficiente como para proporcionar una definición clara. La clasificación en psiquiatría exige que estos síntomas resulten en un deterioro del funcionamiento social, académico u ocupacional. El elemento crítico de la enfermedad tiene factores tanto subjetivos como sociales. La elección del tratamiento para el TDAH implica importantes factores sociales. El avance farmacológico de las últimas décadas se ha traducido en un hedonismo social que busca aliviar el malestar psicológico a través de las drogas. Cuando se enfrentan a esta posición, un grupo de personas rechaza el tratamiento con drogas psicotrópicas debido a su creencia de que indica debilidad, incluso cuando existe un acuerdo generalizado sobre su idoneidad. El rechazo a los psicofármacos se ha correlacionado con el rechazo a las empresas farmacéuticas que se cree que son capaces de "inventar" enfermedades para aumentar el consumo de drogas.
La ausencia de marcadores biológicos en el TDAH da como resultado una gama heterogénea de síntomas que se diagnostican a través de la observación, más que del diagnóstico. Los padres y maestros son a menudo los que presencian este comportamiento, en lugar del médico. La. ausencia de un límite claro entre los síntomas sanos y enfermos en el proceso de diagnóstico y tratamiento ayuda a explicar las diferencias. A pesar del uso de criterios diagnósticos operativos, como los de las principales clasificaciones psiquiátricas, el TDAH puede sub diagnosticarse o sobre diagnosticarse porque la toma de decisiones está impulsada por valores individuales y sociales. Los datos sobre la eficacia de los tratamientos, ya sean farmacológicos o no farmacológicos, son incompletos, difíciles de interpretar y, en ocasiones, contradictorios. El debate en esta enfermedad se ha centrado en la eficacia del tratamiento farmacológico, más que en la formación de las familias para prevenirla y minimizar su impacto. El deber de los profesionales es explicar objetivamente los beneficios y los inconvenientes de la terapia farmacológica y no farmacocinética cuando las familias requieren tratamiento.